lunes, 22 de mayo de 2017

El Árbol Sabio



Un viejo carpintero caminaba por el bosque buscando madera para fabricar sus muebles cuando se encontró con un gran árbol que le habló. 

El árbol vio que era un hombre amable y se hizo su consejero, le dijo todos los secretos de la madera para que sus muebles fueran hermosos y duraderos, le enseñó a interpretar la luna y a doblar las maderas más duras. 

El carpintero hizo muchas cosas maravillosas para sus clientes y se hizo famoso en la región. 

Entonces llegó un hombre de otro pueblo a pedir que le fabricara una escalera al cielo para que su hija consentida pudiera comerse la luna. 

El carpintero aceptó el trabajo y fue a consultar al árbol para que le dijera cómo hacer este trabajo, el árbol le dijo que plantara una semilla del árbol de Oyamel y pusiera una silla en el piso donde habrá depositado la semilla. 

Así hizo el carpintero y al sentar a la niña consentida en la silla le dijo: he aquí tu escalera al cielo, llegarás cuando tengas cien años, cuando el Oyamel haya crecido y tú hayas entendido que la luna brilla para todos en la tierra y no sólo para tu estómago.


40 consejos para ser feliz



Nuestra felicidad no depende de que nos toque la lotería ni de que todo sea fácil en la vida. Es una cuestión de actitud ante las circunstancias y una semilla que se riega día a día. 

Aquí tenemos 40 consejos para ser feliz. Son realistas, sensatos y gratuitos. Todos los podemos realizar y sus resultados pueden ser mágicos.
¿Lo intentamos?
  1. Camina de 10 a 30 minutos todos los días. Mientras caminas, sonríe.
  2. Siéntate en silencio por lo menos 10 minutos cada día. Enciérrate si es necesario.
  3. Escucha buena música todos los días; es auténtico alimento para el espíritu.
  4. Al levantarte en la mañana di lo siguiente: Mi propósito de hoy es...
  5. Vive con las 3 "E's": Energía, Entusiasmo y Empatía.
  6. Juega más juegos que el año pasado.
  7. Lee más libros que el año pasado.
  8. Mira al cielo al menos una vez al día, date cuenta de la majestuosidad del universo que te rodea.
  9. Sueña mientras estás despierto.
  10. Come más alimentos que crezcan en los árboles y en las plantas, y menos alimentos que sean manufacturados o que requieran un sacrificio.
  11. Come arándanos y nueces. Toma té verde, mucha agua y una copa de vino al día (asegúrate de brindar con ella por algo hermoso de lo mucho que hay en tu vida y, de ser posible, hazlo en compañía de quien amas).
  12. Trata de hacer reír a por lo menos 3 personas cada día.
  13. Elimina el desorden de tu casa, tu auto y tu escritorio, y deja que fluya nueva energía en tu vida.
  14. No gastes tu precioso tiempo en rumores, pensamientos negativos, cosas del pasado o fuera de tu control. Mejor invierte tu energía en lo positivo del presente.
  15. Date cuenta que la vida es una escuela y que estás aquí para aprender. Los problemas son lecciones que vienen y van; si aprendes de ellos, te servirá para toda la vida.
  16. Desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo.
  17. Sonríe y ríe más.
  18. No dejes pasar la oportunidad de abrazar a quien aprecias.
  19. La vida es muy corta como para desperdiciar el tiempo odiando a alguien.
  20. No te tomes a ti mismo tan en serio. Nadie más lo hace.
  21. No tienes que ganar cada discusión. Acepta que no estás de acuerdo y aprende del otro.
  22. Ponte en paz con tu pasado, así no arruinará tu presente.
  23. No compares tu vida con la de otros. No tienes idea del camino que ellos han andado.
  24. Nadie está a cargo de tu felicidad, excepto tu mismo.
  25. Recuerda que tú no tienes el control de todo lo que te sucede, pero sí de lo que haces con ello.
  26. Aprende algo nuevo cada día.
  27. Lo que la demás gente piense de ti es su interpretación y no lo que realmente eres.
  28. Aprecia tu cuerpo y disfrútalo.
  29. No importa que tan buena o mala sea la situación, siempre cambiará.
  30. Tu trabajo no se ocupará de ti cuando estés enfermo. Tus amigos sí lo harán. Mantente cerca de ellos.
  31. Desecha cualquier cosa que no sea útil, bonita o divertida.
  32. La envidia es una pérdida de tiempo. Aprecia lo que tienes.
  33. Siempre, lo mejor está aún por venir.
  34. No importa cómo te sientas, levántate, vístete y no te des por vencido.
  35. Ten sexo maravilloso, siempre con la plenitud de tu ser.
  36. Llama a tus familiares con frecuencia y mándales correos diciéndoles: ¡estoy pensando en ti!
  37. Cada noche antes de acostarte di lo siguiente: Doy gracias por... Hoy logré o conseguí...
  38. Recuerda que estás demasiado bendecido como para estar estresado.
  39. Disfruta del viaje. Ahora tienes la oportunidad, sácale el mayor provecho.
  40. Comparte estos consejos con alguien que aprecies.

El Árbol de la Sabiduría



Circulaba el rumor de que existía en la India un árbol cuyo fruto liberaba de la vejez y de la muerte. Un sultán decidió entonces enviar a uno de sus hombres en busca de esta maravilla. Partió, pues, el hombre y, durante unos años visitó muchas ciudades, muchas montañas y muchas planicies. Cuando preguntaba a los transeúntes dónde se encontraba este árbol de la vida, la gente sonreía pensando que estaba loco. Los que tenían corazón puro, le decían:

-¡Eso son cuentos! ¡Abandona esa búsqueda!

Otros para burlarse de él, lo enviaban hacia selvas lejanas. El pobre hombre no alcanzaba nunca su meta, pues lo que perseguía era imposible. Perdió entonces la esperanza y tomó el camino de vuelta, con lágrimas en los ojos. Durante el camino, encontró a un sabio y le dijo:

-¡Oh, gran sabio! ¡Ten piedad de mí, pues estoy desesperado!
-¿Por qué estás tan triste?
-Mi sultán me ha encargado que busque un árbol cuyo fruto es el capital de la vida. Todos lo desean. He buscado durante mucho tiempo, pero en vano. Y todo el mundo se ha burlado de mí.

El sabio se echó a reír y le dijo:

-¡Oh corazón ingenuo y puro! Ese árbol es la Sabiduría. Sólo el sabio la comprende. Se la llama a veces árbol, a veces sol, u océano, o nube. Dile al sultán que el árbol crece en el interior de cada persona, pero es solo haciéndonos sabios que podemos entender.

Los dos amigos y el oso



Dos hombres que se consideraban buenos amigos paseaban un día por la montaña. Iban charlando tan animadamente que no se dieron cuenta de que un gran oso se les acercaba. Antes de que pudieran reaccionar, se plantó frente a ellos, a menos de tres metros.

Horrorizado, uno de los hombres corrió al árbol más cercano y, de un brinco, alcanzó una rama bastante resistente por la que trepó a toda velocidad hasta ponerse a salvo. Al otro no le dio tiempo a escapar y se tumbó en el suelo haciéndose el muerto. Era su única opción y, si salía mal, estaba acabado.

El hombre subido al árbol observaba a su amigo quieto como una estatua y no se atrevía a bajar a ayudarle. Confiaba en que tuviera buena suerte y el plan le saliera bien.

El oso se acercó al pobre infeliz que estaba tirado en la hierba y comenzó a olfatearle. Le dio con la pata en un costado y vio que no se movía. Tampoco abría los ojos y su respiración era muy débil. El animal le escudriñó minuciosamente durante un buen rato y al final, desilusionado, pensó que estaba más muerto que vivo y se alejó de allí con aire indiferente.

Cuando el amigo cobarde comprobó que ya no había peligro alguno, bajó del árbol y corrió a abrazar a su amigo.

-¡Amigo, qué susto he pasado! ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algún daño ese oso entrometido? – preguntó sofocado.

El hombre, sudoroso y aun temblando por el miedo que había pasado, le respondió con claridad.

– Por suerte, estoy bien. Y digo por suerte porque he estado a punto de morir a causa de ese oso. Pensé que eras mi amigo, pero en cuanto viste el peligro saliste corriendo a salvarte tú y a mí me abandonaste a mi suerte. A partir de ahora, cada uno irá por su lado, porque yo ya no confío en ti.

Y así fue cómo un susto tan grande sirvió para demostrar que no siempre las amistades son lo que parecen.

Moraleja: La amistad se demuestra en lo bueno y en lo malo. Si alguien a quien consideras tu amigo te abandona en un momento de peligro o en que necesitas ayuda, no confíes demasiado en él porque probablemente, no es un amigo de verdad.

El Viejo Arbol



Érase una vez un árbol que tenía cientos de años. Era tan viejo que todos los animalitos del bosque lo conocían y siempre estaba lleno de pajaritos y animales que se sentaban en sus ramas.

Todas las primaveras el árbol se llenaba de bonitas hojas verdes y de riquísimos frutos y eso hacía que se sintiese muy feliz.


- ¡Venid a mis ramas a cobijaros del sol y a trepar para divertiros! ¡Además podréis comer todo lo que queráis! – decía el árbol a todos.

Un día, unos niños pasaron por allí y vieron al hermoso árbol. Todos fueron a subirse a su tronco. El árbol estaba muy contento porque estaba haciendo feliz a los niños. Claro que en ese momento no se imaginaba lo que acabaría ocurriendo.

Los niños iban cada día a jugar al árbol y como no tenían ningún cuidado y sólo se preocupaban por pasárselo bien, arrancaban sus hojas y partían sus ramas.
Los animalitos se iban asustados en cuanto los veían.
- ¡Ahí vienen los niños! ¡Tened cuidado! – gritaban los animalitos.

El pobre árbol estaba cada vez menos frondoso y tenía muchas ramas partidas. Se sentía débil y mustio y echaba de menos a los animalitos que ya no se atrevían a subirse a sus ramas.

Unos pajaritos se dieron cuenta de que el árbol estaba muy triste y se acercaron a preguntarle:
- Viejo árbol, ¿Por qué estás tan triste?
- Me encanta que todos vengan a jugar con mis ramas y a comer mis frutos, pero hay unos niños que cada vez que vienen me hacen mucho daño y asustan a los animalitos – respondió el árbol.

Los pajaritos se quedaron muy tristes al ver que aquel árbol tan viejo estaba perdiendo toda su hermosura y fuerza. Tenían que conseguir por todos los medios que los niños lo cuidasen para que recuperase su fuerza y pudiese seguir haciendo feliz a todos.

Entonces, fueron a hablar con los niños:
- Amigos, acabamos de ver al Viejo árbol del bosque y nos ha contado que estáis haciéndole daño en sus ramas y su tronco. Se siente cada vez más débil y el resto de animalitos se asustan mucho al veros.

Los niños, que no eran conscientes de que realmente estaban comportándose mal con el árbol, respondieron:
- A ese viejo árbol no le pasa nada porque nosotros juguemos en sus ramas. Si se las partimos y le arrancamos las hojas ya le saldrán otras. ¡Los árboles están para eso!

Los pajaritos advirtieron a los niños de que era necesario cuidar a los árboles y plantas porque si no los cuidaban cada día, habría un día en el que perderían toda su fuerza y nunca más podrían brotar hojas ni dar frutos para comer, pero a los niños les dio igual y siguieron actuando igual.

El Viejo árbol estaba cada vez más débil. Todos los animalitos estaban muy preocupados sobre todo cuando vieron que al llegar la primavera el árbol no tuvo ni una sola hojita verde y no dio ningún fruto del que pudieran comer.

Entonces, fueron a hablar con los niños de nuevo para que vieran lo que estaban consiguiendo. Pero por mucho que los animalitos les explicaban lo que pasaba, a los niños les daba igual.

- ¡No pasa nada! ¡Ya darán hojas y frutos! ¡Nosotros no tenemos la culpa! ¡A los árboles se les pueden arrancar las hojas y partir las ramas! – decían

Pasaron los años y el Viejo árbol ya no tenía ninguna fuerza y los animalitos no sabían qué hacer. 

- Niños, ¿veis como llevábamos razón? Este árbol dejará de vivir si no dejáis de tratarlo mal – dijeron los animalitos.

Los niños, al ver que el árbol realmente estaba tan débil, se dieron cuenta de que habían cometido un error muy grande y se sintieron muy mal.

- Esto es por nuestra culpa, lo sentimos muchísimo. No lo hemos tratado bien y ahora el árbol está a punto de morir... Tenemos que hacer algo.

Los niños aprendieron la lección y nunca más trataron mal a los árboles y las plantas y con la ayuda de los animalitos mimaron tanto al árbol que consiguieron que volviera a estar frondoso y lleno de hojas y frutos.


Irene Hernández

El Viejo Arbol



Una soleada mañana un hermoso pajarillo decidió pararse en una de las secas ramas de un viejo árbol.

Mientras el ave limpiaba cuidadosamente su rojo plumaje, escuchó que el árbol se lamentaba:
-¡Qué triste me siento! ¡Antes era bello y frondoso, ahora sólo soy un montón de frágiles ramas! ¡A quien le importa un árbol que no da frutos! ¡Ni siquiera los niños quieren treparme!

-¿A que se debe tanta desdicha?- preguntó el pajarillo al árbol.

-Pues verás, hace más de dos meses que los dueños de esta casa se fueron y desde ese día no he probado una sola gotita de agua, si no llueve pronto seguro que moriré.

-¡Oh! ¡Que triste! Quisiera ayudarte, pero no sé como, sólo soy un pequeño pajarillo.

-¿Crees que puedas traerme aunque sea un chorrito de agua fresca en tu piquito?- Preguntó el árbol.

-¡Claro!- dijo el pajarillo- ¡Es una excelente idea!, voy a pedir ayuda a todos los pájaros del rumbo y juntos te refrescaremos ¡Ya verás!

-¡Muchas gracias pajarillo!- Exclamó el árbol.

Las palomas, los cenzontles, los jilgueros, las calandrias, y otras aves del lugar, se reunieron en el río y dirigidas por el pajarillo rojo llevaron en sus picos agua para el viejo árbol.

-¡Gracias! ¡Muchas gracias a todos! ¡Que feliz y vivo me siento!- Exclamó el árbol cuando, después de una larga espera, pudo disfrutar la lluvia que los pajaritos dejaban caer sobre él.

Todos los días los pájaros regaban con mucha generosidad al árbol. Poco a poco el viejo árbol recuperó su color, miles de hojas volvieron a crecer entre sus ramas y su tronco se hizo cada vez más fuerte.

Todo él volvió a estar lleno de hermosas y fragantes flores que pronto se convirtieron en jugosas manzanas. ¡Que bello! El árbol volvió a sentirse vivo y frondoso.

La hermosura y presencia que el árbol daba al patio en el que vivía provocó que la casa nuevamente fuera habitada. Todos los días la señora de la casa regaba al árbol y éste cada vez estaba más resplandeciente.

Los pájaros felices por la llegada de la primavera y por la dicha del árbol decidieron organizar una fiesta en el patio.

¡No! ¡No se paren en mis ramas! ¡Por favor!- dijo el árbol a los pajaritos- Que no ven que pueden tirar mis hojas, mis flores y mis frutos. A nadie le gustan los árboles secos. Busquen otro árbol para brincotear, hay muchos por este lugar. El pajarillo rojo, junto con los otros pájaros, se fueron muy tristes por la actitud del árbol a quien tanto habían ayudado.

La mañana siguiente una paloma intentaba hacer su nido en el viejo árbol. El árbol muy enfadado dijo- ¡Oye! ¿Qué no vez que puedes dañar y ensuciar mis ramas y mi tronco? Hay muchos lugares donde puedes hacer tu nido, por que no buscas otro- La paloma huyó avergonzada y entristecida. Lo mismo pasó con el jilguero y la calandria que intentaban alimentarse con las manzanas del árbol.

Poco a poco, los pájaros se alejaron del patio y dejaron de visitar al árbol. El árbol continuó hermoso y resplandeciente por un tiempo; pero cada día se sentía más pesado. Nadie comía ni tiraba sus manzanas.

Tenía tantos frutos y flores encima que sus ramas y su tronco comenzaron a inclinarse. La señora de la casa pidió a su esposo que cortara el árbol porque en cualquier momento podría caerse.

El árbol, que escuchó lo que la mujer decía a su marido, lloró desconsoladamente. Los pájaros escucharon sus sollozos y acudieron al patio.

-¿Qué te pasa viejo árbol? ¿Por qué lloras?- Preguntó el pajarillo rojo.

-¡Estoy muy triste! ¡No dejé que ustedes tiraran mis flores, ni que comieran de mis frutos, ahora mis ramas pesan tanto que mi tronco se ha doblado y van a cortarme!

-No llores, viejo árbol, nosotros te vamos a ayudar- Dijo el jilguero.

Las aves comenzaron a tirar las manzanas, las flores y las hojas del árbol. Poco a poco el viejo árbol se enderezó y los señores de la casa decidieron no cortarlo.

Aunque por un tiempo el árbol sólo tuvo unas cuantas hojas entre sus ramas, vivió feliz rodeado de pajaritos pues logro comprender el valor del agradecimiento, del servicio y de la generosidad.

jueves, 18 de mayo de 2017

Las cuatro esposas del Rey



Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.

También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.

También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.

La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, él no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si el se fijaba en ella.

Un día, el rey enfermó y se dio cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y caviló: Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo".

Así que le pregunto a su cuarta esposa: "Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado con esmero. Ahora que estoy muriendo,¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Ni pensarlo!", contestó la cuarta esposa, y se alejó sin decir más palabras. Su respuesta penetró en su corazón como un cuchillo afilado.

El entristecido monarca le preguntó a su tercera esposa:

"Te he amado toda mi vida. Ahora que estoy muriendo, ¿Estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"!No!", contestó su tercera esposa. "¡La vida es demasiado buena! Cuando mueras, pienso volverme a casar!"

Su corazón experimentó una fuerte sacudida y se puso frío.

Entonces preguntó a su segunda esposa: "Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?"

"¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!", contestó la segunda esposa. "Lo más que puedo hacer por ti es enterrarte". Su respuesta vino como un relámpago estruendoso que devastó al rey.

Entonces escuchó una voz:

"Me iré contigo y te seguiré dondequiera que tu vayas". El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan delgaducha, sufría de desnutrición.

Profundamente afectado, el monarca dijo: Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!"

En realidad, todos tenemos cuatro esposas en nuestras vidas.

Nuestra cuarta esposa es nuestro cuerpo. No importa cuanto tiempo y esfuerzo invirtamos en hacerlo lucir bien, nos dejará cuando muramos.

Nuestra tercera esposa son nuestras posesiones, condición social y riqueza. Cuando muramos, irán a parar a otros.

Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan sido de apoyo a nosotros aquí, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.

Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna, el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nos acompañará dondequiera que vayamos. Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! Es el regalo más grande que puedes ofrecerle al mundo. ¡Déjala brillar!


La paz perfecta



Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.

Muchos artistas lo intentaron y presentaron sus obras en el palacio del rey, el gran día había llegado.

El rey observo y admiró todas las pinturas, pero solo hubieron dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban.

Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenia montañas pero estas eran escabrosas y descubiertas.

Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos.

Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua.

Todo esto no se revelaba para nada pacifico.

Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido.

Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido ...

Paz perfecta ... el pueblo entero se preguntaba que cuadro elegiría el rey?

El sabio rey escogió la segunda, y explicó a la gente el porque...

"Porque," explicaba el rey, "Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz."

Y tú... ya has encontrado la verdadera paz del corazón, entre tanto bullicio?...

miércoles, 17 de mayo de 2017

Puentes



Los puentes son como ciertas personas: Su importancia se valora cuando ya no están, o cuando están rotos y no se los puede usar.

Existe una cantidad impresionante de puentes:
Cortos y largos, anchos y estrechos, seguros e inseguros, caros y económicos.

Todos tienen sin embargo, algo en común: Sirven para unir dos orillas.

Atravesándolos, uno siente que, de algún modo, lleva un mensaje al otro lado...

También las personas estamos llamadas a ser puentes, para facilitar el encuentro, para superar aflicciones, para estimular el perdón. Hacer de puente a veces cuesta, pero cuando da resultado, la gratificación es grande.

Quiero ser para ti como un puente sobre el río...

Del lado de acá está tu hoy... del lado de allá tu mañana...

Entre los dos lados, el río de la vida, a veces sereno, a veces turbulento, a veces traicionero y a veces profundo y revuelto.

No soy Dios ni pretendo jugar a ser Dios..
Solo él puede llevarte con seguridad al otro lado, pero yo quiero ser el puente que haga más fácil la travesía.

Si crees que no es bueno pasar sólo, usa mis hombros.
Si me balanceara, no tengas temor. Dios me ha colocado en tu camino para ayudarte a cruzar el río.

No dudes en utilizarme, y cuando llegues, déjame, si quieres...
Si, me entiendes bien, déjame donde estoy. Otros han pasado por medio de mi, igual como tu pasaron.

Pero quiero que continúes tu marcha...
Soy tu puente para muchas travesías de la vida, pero aún tengo otro nombre.

SOY UN PUENTE LLAMADO AMISTAD.


Campo De Batalla



"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla señor.
solicito permiso para ir a buscarlo". dijo un soldado a su teniente.


"Permiso denegado", replico el oficial, "no quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto".


El soldado, no haciendo caso a la prohibición, salio y una hora mas tarde regreso mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.


El oficial estaba furioso: "!Ya le dije que había muerto!" dígame, ¿Merecía la pena ir allá para traer un cadáver?"


Y el soldado, moribundo respondió: "!claro que si, señor! cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:


"!Estaba seguro que vendrías!"



Corazón De Montaña




Había una vez un niño muy chiquito que era la burla de todos sus compañeros de la escuela a causa de su pequeña estatura.

Su nombre era Manuel. Cuando todos salían al recreo a jugar con la pelota, nadie quería jugar con él; cuando jugaban a las escondidillas, nadie lo quería buscar; cuando alguien cumplía años, nunca lo invitaban: y cuando él cumplía años, nadie iba a su fiesta.

La vida de Manuel era muy solitaria y triste. Todas las noches, antes de acostarse, hacía oración y le decía a Dios:

Papito Dios, yo sé que Tú eres muy bueno porque me lo ha dicho mi mamá, pero no entiendo por qué si tanto me quieres, me hiciste tan chiquito de modo que mis amigos se burlan de mí. ¡Cómo quisiera ser tan alto como una montaña para que todos me respeten y me quieran. ¿Algún día me vas a hacer crecer tan alto como una montaña?

Y esperaba por unos minutos, arrodillado al lado de su cama para ver si Dios le contestaba. Nunca había escuchado la respuesta de Dios pero, aún así, volvía a preguntarle cada noche lo mismo.

Esta bien, papito Dios. No tienes que contestarme ahora, si quieres, mañana me respondes. Y Manuel se dormía profundamente.

Un día, mientras todos los niños jugaban a la pelota en el jardín de la escuela, se escuchó el grito de uno de ellos. Todos se paralizaron y buscaron el origen de aquél grito. Nadie sabía quién había gritado y no se veía a ningún niño asustado o llorando.

De pronto, se escuchó nuevamente el grito desesperado de un niño, sólo que ahora sí sabían de dónde provenía el lamento.

A unos cuantos metros de ahí había unas pequeñas zanjas que fueron abiertas para instalar unas tuberías para transportar el agua y, por lo visto, alguien había caído en una de ellas.

Todas se agolparon a la orilla de la zanjas pero no podían ver al interior, sólo podían escuchar el llanto del niño que había caído en el pozo. Era un chiquillo que acababa de entrar a la escuela y apenas tenía cuatro años de edad.

Inútilmente, profesores y jóvenes de secundaria intentaron sacar al niño. Eran muy grandes y no cabían en el orificio de la zanja.

Entre los niños que se habían juntado para presenciar el accidente se encontraba nuestro amigo de baja estatura. Él veía todo el revuelo y la conmoción pero, sobre todo, escuchaba el llanto del chiquito que estaba atrapado en el fondo de la zanja y que suplicaba que lo sacaran rápido de allí.

Se abrió paso a base de empujones y llegó hasta el frente. Luego, con voz temblorosa, dijo: Yo puedo entrar, Nadie lo escuchó, todos gritaban llenos de impaciencia y nerviosismo. Yo puedo entrar!, gritó Manuel, y el silencio invadió el ambiente. Todos voltearon a verlo y reconocieron que Manuel era la única solución.

Manuel se metió a la zanja y consoló al pequeño, después lo tomó por la cintura y lo elevó hasta sus hombros. El niño logró salir con unos cuatro rasguños y moretones.

Cuando Manuel salió, una muchedumbre lo exclamaba y coreaba su nombre.

Uno de sus compañeros de clase se acercó a él y le dijo, mientras le daba unas palmaditas en la espalda: Manuel, eres pequeño de estatura pero lo que hiciste hoy nos demuestra a todos que tienes el corazón del tamaño de una montaña.

Manuel elevó sus ojos al cielo y sonrió agradeciendo. Sabía que tarde o temprano me ibas a contestar, dijo con alegría y entró al salón de clases con sus nuevos amigos.


¿No tienes tiempo?



¿No tienes tiempo? Muy cierto...

Para las personas que dicen que no tienen tiempo de nada o una agenda saturada Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia.

Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó:.

¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?

Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco.

Luego preguntó: ¿Está lleno?

Todo el mundo lo miro y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó.
Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejaban las piedras grandes.

El experto sonrió con ironía y repitió: ¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron:
Tal vez no, Bien!

Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco.

La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava.

Está lleno? pregunto de nuevo. - No!, exclamaron los asistentes.

Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aun no rebosaba.

Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.. Un alumno respondió:
Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

¡NO!,concluyó el experto: Lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿Cuales son las grandes piedras en tu vida?. Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada?

Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su Lugar.


Doce Semanas



Hijo mío: 


Hace unos minutos acabo de enterarme que vienes hacia a mi, y que gracias a Dios, si todo esta correcto debes tener entre cuatro y cinco semanas de gestación...mañana visitaremos juntos al doctor.

No sabes hijo mío cuánto te he esperado...he puesto toda mi ansiedad y empeño para tu llegada. No sé ni como serás vida mía, pero te envuelvo con todo mi cariño en el espacio de mi vientre reservado para ti.

Tu papá aún no lo sabe. La sorpresa se la daré también mañana. ¿Sabes? Tu padre es el mejor hombre que existe, el mejor esposo, el mejor compañero y él también te espera con gran ilusión.

Ahora por favor duerme, duerme tranquilo mi corazón, mi niño del cielo.


SEXTA SEMANA

Lo emoción más grande amor mío fue enterar a tus abuelos y al resto de la familia. Tu abuela María me compartió un abrazo tan largo y sublime, que no pudimos evitar saborear esas lagrimas de locura y felicidad, de esperanza e ilusión.

Ahora me cuidaré más que nunca, debo darte lo mejor que tengo para que cuando tu llegues, todo en nuestra vida juntos sea descubrir y disfrutarnos.

Tu papá estuvo muy ocupado el día de hoy viendo el fútbol, sé que algún día lo disfrutaremos juntos y sabrás que es como tu, un niño grande. Sí ángel de mi vida, así es tu papá, un hombre con un corazón tan grande y bondadoso que ocupa gran parte de su pecho y su espalda. Tiene 34 años y parece de 24, los mismos que tenía cuando lo conocí.

Ahora quiero que sepas que te amo aún antes de saber como serás. Descansa mi pedacito de cielo. ¡Buenas Noches!


OCTAVA SEMANA

Hola bebé. Aún no puedo creer que tu creces dentro de mí. Mis miedos son menores aunque me cuido y como muy bien para que tu llegues fuerte y sano. 

Son casi dos meses, y cada día se me hace más largo. Mi cuerpo sigue casi igual, a excepción de la cintura que comienza a ensancharse. Las piernas también crecieron un poco, pero sé que comienzas ha desarrollarte, exigiendo tu derecho de espacio.

No hay ascos ni mareos, sólo tengo sueño y muchos sueños. Poca es la gente que comparte mi alegría y ya quisiera gritarlo a los cuatro vientos. Tu papá esta tan impaciente que no lo cree, pero ambos sabemos que nos oyes y nos sientes, sabemos que estas aquí.


DÉCIMA SEMANA

No sé cuanto tenga que ver el destino o Dios, pero las lecciones de la vida duelen y duelen mucho.

Fue todo tan breve, sólo un segundo, pero yo ya te amaba. Primero un dolor intenso, luego sangre y más sangre, mi necedad, mis ganas de aguantarme y luego lo irremediable, tu y yo en el juicio final.

Llegue al hospital, la gente corría de un lugar a otro, los doctores gritaban a las enfermeras que me atendieran. La cara de tu papá estaba desencajada, fuera de sí. Había dolor y miedo. La lágrimas ya secas surcaron su rostro.

Cruzamos hasta el quirófano. Sólo Dios, tu, y yo. Me encomendé y puse mi existencia en sus manos, luego silencio, vacío, dolor, recuerdo. Ya todo había pasado. Te habías ido, te fuiste lento y poco a poco. Y no te pude detener.?Vuelve amor, vuelve por favor?, sé que eres tú mi bebé del tiempo, del espacio, del universo, de mi vida, ?No te vayas?.¡Regresa!


SEMANA DOCE:

Hoy por fin pude enfrentarme a esta hoja a la brevedad de mi sentimiento. Ahora siento el vacío y el hueco de mi cuerpo que me recuerda tu ligera estancia en él. Te fuiste y no se si querías estar. Quedé fracturada y seca, rota y malherida.

No sé cuanto tiempo te anide en mi alma, en mis entrañas, en mis sueños, fueron días insinuantes y etéreos.

Cada segundo que pasa es un golpe en el vientre que me recuerda tu ausencia. El dolor físico sólo es superado por el desgarre del alma y sé que no pasará pronto. 

Mi respiración es lenta, nadie comprende cuanto podía amarte aún sin conocerte y esperarte para siempre.

Sin embargo, sé que Dios no se equivoca, él sabe porqué pasan las cosas y sólo él podría explicarme porqué decidió recuperarte. 


¡Dios te guarde hijo mío!


El hombre que quiso ser mujer



Un hombre estaba harto de tener que ir a trabajar todos los días y que su esposa se pudiera quedar en casa.

Quería que ella viera por lo que él pasaba todos los días, así que rezó:
“Señor: Yo voy a trabajar cada día, durante 8 horas mientras mi esposa se queda en la casa tranquilamente.
Quiero que ella sepa por lo que tengo que pasar todos los días, entonces permíteme cambiar de cuerpo con ella por un día.
… Amén”.

Dios, en su infinita sabiduría le concedió el deseo al hombre.

A la mañana siguiente, se despertó como mujer.
Se levantó, hizo el desayuno para su cónyuge, despertó a los niños, sacó su ropa para ir al colegio, les dió desayuno, empacó los almuerzos, los llevó al colegio, volvió a casa, recogió la ropa para la lavandería y la llevó.
En el camino paró en el banco a hacer un retiro y fue al supermercado a comprar víveres.

Entonces regresó a casa, guardó los víveres, hizo los cheques para pagar las cuentas y cuadró la cuenta del banco.
Limpió la caja del gato y bañó al perro.
Para entonces ya era la 1 P.M. y corrió a hacer las camas, puso la ropa sucia en la lavadora, sacudió, aspiró, lavó el baño, barrió y trapeó el piso de la cocina.

Salió corriendo a recoger a sus hijos en el colegio, y tuvo una discusión con ellos de vuelta a casa.
Sacó leche y galletas para los niños y los organizó para que hicieran las tareas.
Puso la tabla de planchar y se puso a planchar mientras veía televisión.

A las 4:30 empezó a pelar papas, lavar las verduras para la ensalada, adobó la carne, y puso el arroz a cocinar.

Cuando su cónyuge llegó preguntando por la comida, ésta ya estaba lista y servida.
Después de comida, limpió la cocina, lavó los platos sucios,sacó la ropa de la lavadora y la puso a secar.

Bañó a los niños y los acostó.

A las 9 P.M. estaba exhausto aunque no había terminado todavía sus quehaceres, se fue a la cama donde estaban esperándolo para hacer el amor, lo cual logró hacer sin quejarse.
A la mañana siguiente se despertó e inmediatamente se arrodilló al lado de la cama y dijo, “Señor, yo no sé qué estaba pensando.

Estaba muy equivocado al envidiar a mi esposa por poder quedarse en casa todo el día.

“Por favor Señor, por favor, vuélvenos a cambiar”.

El Señor, en su infinita sabiduría, contestó:

“Hijo mío, creo que has aprendido la lección y será un placer para mí volver las cosas a como estaban antes.

Sin embargo, vas a tener que esperar nueve meses. Anoche quedaste embarazado”.

martes, 16 de mayo de 2017

Escogiendo mi cruz



Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:

- "Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura".

Jesús amablemente le dijo:

- "Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti"

El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo, tomó otra pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:

- "Señor, he encontrado la que más se adapta a mi, muchas gracias por el cambio que me permitiste".

Jesús le mira sonriendo y le dice:

- "No tienes nada que agradecer, has tomado exactamente la misma cruz que traías, tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida"

Muchas veces nos quejamos por las dificultades que hay en nuestra vida y hasta cuestionamos la voluntad de Dios, pero El permite lo que nos suceda porque es para nuestro bien y algo nos enseña a través de eso. Dios no nos da nada más grande de lo que no podamos soportar, y recordemos que después de la tormenta viene la calma y un día esplendoroso en el que vemos la Gloria de Dios.

Ánimo en los brazos de Jesús y María...



Hablando con Dios



Un día le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra...

Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:


Sé como el sol: Levántate temprano y no te acuestes tarde.

Sé como la luna, brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.


Sé como los pájaros, come, canta, bebe y vuela.

Sé como las flores, Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces

Sé como el buen perro obediente, pero nada más a su Señor.

Sé como la fruta, Bella por fuera, saludable por dentro.

Sé como el día, Que llega y se retira sin alardes.


Sé como el oasis, Da tu agua al sediento.

Sé como la luciérnaga, Aunque pequeña emite su propia luz.

Sé como el agua, Buena y transparente.

Sé como el río, Siempre hacia adelante.


Y por sobre todas las cosas,

Sé como el cielo: La morada de Dios.

Enséñame a hacer tu voluntad, porque tu eres mi Dios, tu Espíritu bueno me guíe a tierra de rectitud.

Salmo 143:10

Señor, no permitas que me quede donde estoy.

Ayúdame a llegar a donde tú esperas que llegue.


Entrevista con Dios



Con mi título de periodista recién obtenido, decidí realizar una gran entrevista, y mi deseo fue concedido, permitiéndoseme una reunión con Dios.

—Pasa, me dijo Dios. ¿Así que quieres entrevistarme?

—Bueno, le contesté, si tienes tiempo...

Se sonríe por entre la barba y dice:

—Mi tiempo se llama Eternidad y alcanza para todo; ¿qué preguntas quieres hacerme?

—Ninguna nueva, ni difícil para Ti: ¿Qué es lo que más te sorprende de los hombres?

—Que se aburren de ser niños, apurados por crecer, y luego suspiran por regresar a ser niños. Que primero pierden la salud para tener dinero y enseguida pierden el dinero para recuperar la salud. Que por pensar ansiosamente en el futuro, descuidan su hora actual, con lo que no viven el presente ni el futuro. Que viven como si no fueran a morirse, y se mueren como si no hubieran vivido. Y pensar que Yo...

Con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada, dejó de hablar. Sus manos toman fuertemente las mías y seguimos en silencio. Después de un largo tiempo, y para cortar el clima, le dije:

—¿Me dejas hacerte otra pregunta?

No me respondió con palabras, sino sólo con la ternura de su mirada.

—Como Padre, ¿qué es lo que le pedirías a tus hijos?
—Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame. Lo que sí pueden hacer es dejarse amar.

Que aprendan que lleva años construir una confianza y sólo segundos destruirla.
Que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen sus vidas.

Que aprendan que no es bueno compararse con los demás, pues siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.

Que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita.

Que aprendan que deben controlar sus actitudes, o sus actitudes los controlarán.

Que bastan unos pocos segundos para construir heridas profundas en las personas que amamos, y que pueden tardar muchos años en ser
sanadas.

Que aprendan que perdonar se aprende practicando.

Que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no sabe cómo demostrarlo

Que aprendan que el dinero lo compra todo menos la felicidad.

Que a veces cuando están molestos tienen derecho a estarlo, pero eso no les da derecho a molestar a los que los rodean.

Que los grandes sueños no requieren de grandes alas, sino de un tren de aterrizaje para lograrlos.

Que los amigos de verdad son tan escasos, que quien ha encontrado uno, ha encontrado un verdadero tesoro.

Que no siempre es suficiente ser perdonado por otros; algunas veces deben perdonarse a sí mismos.

Que aprendan que son dueños de lo que callan y esclavos de lo que dicen.

Que de lo que siembran, cosechan. Si siembran chismes, cosecharán intrigas; si siembran amor, cosecharán felicidad.

Que aprendan que la verdadera felicidad no es lograr sus metas, sino aprender a ser feliz con lo que tienen.

Que a pesar de que piensen que no tienen nada más que dar, cuando un amigo llora con ellos, encuentra la fortaleza para vencer sus dolores.

Que retener a la fuerza a las personas que aman, las aleja más rápidamente de ellos; y el dejarlas ir, las deja para siempre a su lado.

Que aprendan que amar y querer no son sinónimos sino antónimos; el querer lo exige todo, el amar lo entrega todo.

Que nunca harán nada tan grande para que Dios los ame más, ni nada tan malo para que los ame menos. Simplemente los amo, a pesar de sus conductas.

Que aprendan que la distancia más lejos que pueden estar de Mí es la distancia de una simple oración...


Y así, en un encuentro profundo, continuamos en silencio.


Los Colores De Los Amigos




Los amigos son "colores", cada uno con su matiz, y una manera de ser siempre bien definidos.

Esta el Amigo "color azul" :él siempre trae palabras de paz y de serenidad. Dándonos la impresión al oírlo, de que estamos en contacto directo con el cielo ó con el azul profundo del mar. Él nos eleva !

Esta el Amigo "color amarillo" :él nos entibia, así como el sol. Nos hace reír, sonreír y encontrar que el brillo amarillo de las estrellas está bien al alcance de nuestras manos.

Esta el Amigo "color rojo" :es aquel que domina las reglas del vivir, es como nuestra sangre. Nos indica el peligro, mas nunca nos quita el coraje. Es pródigo en palabras apasionadas y repletas de caluroso amor.

Esta el Amigo "color naranja" :él nos trae la sensación de vigor, salud.

Enriquece nuestro espíritu con energías que son verdaderas vitaminas para nuestro crecimiento.

Esta el Amigo "color gris" :él nos enseña el silencio, el auto-conocimiento. Es un inductor a pensamientos y reflexiones nos ayuda a profundizar en nosotros mismos.

Esta el Amigo "color violeta" :él trae a tono nuestra esencia majestuosa,como la de los reyes y los magos. Sus palabras tienen nobleza,autoridad y sabiduría.

Esta el Amigo "color negro" :él es maestro en mostrar nuestro lado más oscuro, con palabras generalmente duras. Nos dice la verdad “sin anestesia” y con buenas intenciones. Nos lleva a considerar mejor nuestra actitud frente a la vida .

... Y esta el Amigo "color blanco" :ese nos revela verdades nacidas de la vivencia y de la adquisición de conocimientos.Él nos prueba que, no solo él sino también todos los demás, tienen verdades aprendidas para compartir con nosotros !!!

Si reunimos a todos en un Gran Encuentro, veremos un gran arco iris de la Amistad


Amigos



Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de fierro.

Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo. Amigos que se aprenden, amigos que se eligen, y amigos que se adoptan.

Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.

Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida.

Hay amigos que son más que amigos.

Hay amigos que son hermanos, otros que son padres; también hay amigos que son hijos.

Hay amigos que están en las buenas, otros que están en las malas, hay amigos que están siempre.

Amigos que se ven, otros que se tocan, otros que se escriben. 

Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan; hay amigos que vuelven y otros que se quedan.

Hay amigos inmortales, amigos de la distancia.

Hay amigos que se extrañan, que se lloran, que se piensan. Amigos que se desean, que se abrazan, que se miran.

Hay amigos de noche, de siestas, de madrugadas.

Hay amigos hombres, amigos mujeres, amigos perros.

Hay amigos que deliran, otros que son poetas.

Hay de los que dicen todo, amigos que no hacen falta decirlos. Amigos nuevos, viejos, viejos amigos.

Hay amigos sin edad, amigos gordos, flacos.

Hay amigos que no nos llaman, que tampoco llamamos. 

Con poco tiempo, amigos desde hace una hora, desde recién.

Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos, amigos del barrio.

Amigos de la palabra, amigos incondicionales. 

Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar, amigos de la calle.

Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.

Hay muchos amigos; amigos en común, amigos del teatro, de la música, amigos de verdad.

Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente no están.

Hay amigos que se la pasan en la luna, otros en el campo, y otros en el cielo.

Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común:


SON INDISPENSABLES



La liebre y la Tortuga



Cierto día una liebre se burlaba de las cortas patas y lentitud al caminar de una tortuga. Pero ésta, riéndose, le replicó:

-Puede que seas veloz como el viento, pero yo te ganaría en una competencia.

Y la liebre, totalmente segura de que aquello era imposible, aceptó el reto, y propusieron a la zorra que señalara el camino y la meta.

LLegado el día de la carrera, arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de caminar y a su lento paso pero constante, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio, la liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, se quedó dormida. Cuando despertó, y moviéndose lo más veloz que pudo, vió como la tortuga había llegado de primera al final y obtenido la victoria.



Moraleja:
Con seguridad, constancia y paciencia, aunque a veces parezcamos lentos, obtendremos siempre el éxito.

Dime con quién andas y te diré quién eres



El sol llenaba el patio con el temprano resplandor matinal, suave y dorado, que se cernía sobre la vieja granja, y los árboles proyectaban largas sombras a través de los campos donde el trigo maduraba.

Se oyó un portazo, y el granjero salió de la casa. Descorrió el pestillo de la cerca y penetró en el amplio patio. Luego, se acercó a grandes pasos a las redes que había colocado la víspera para atrapar a las grullas que se comían su trigo. Con sorpresa encontró a una cigüeña prendida en la red. Cuando lo vio llegar, el pájaro protestó ruidosamente:

- Soy inocente, buen granjero, alegó. No soy una grulla y, además, no he tocado tu cereal. Sólo vine con esas aves y ahora me veo atrapada en tu red.

- Todo eso podrá ser muy cierto, respondió con tono severo el granjero. Pero como ibas en compañía de los ladrones, tendrás que sufrir el castigo que a éstos corresponde.

Y después de estas palabras, sacó su cuchillo y degolló al pájaro.

"Dime con quién andas y te diré quién eres", fue su sabio comentario.



La gente suele juzgar a otras personas por las amistades que tienen, sin ni siquiera conocer primero como son realmente, piensan que si sus amigos se comportan de tal o cual forma, ellos también son así.

Esto puede ser bueno, sobre todo cuando se eligen amistades sanas, pero muy malo en el caso contrario, porque independientemente de que no sean o piensen como ellos, todos seran juzgado iguales.

La rana y el escorpión



Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa.

Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.

Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.

También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda".

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y moriré!"

El escorpión le replicó: "No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."

La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...

Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:

"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho?"

El escorpión respondió: "No puedo evitarlo. Es mi naturaleza".

Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

¿Cual es la gente "escorpión"?

Aquella gente que se le pasa hablando mal de los demás
Aquella gente que está pensando como destruir la vida de los otros.
Aquella gente a la que no te puedes acercar porque sabes que invariablemente recibirás una mala palabra, una mala acción, un desplante o un desprecio.

¿Cual es la gente "rana"?

Aquella gente que ayuda a los demás.
Aquella gente en la que puedes confiar.
Aquella gente a la que invariablemente buscas porque deja una huella positiva en tí, ya sea una huella de cariño, amistad, lealtad, bondad, solidaridad.

¿Que tipo de gente eres?

Porque los escorpiones terminarán siempre sólos, o rodeados de escorpiones o de otros animales rastreros y ponzoñosos.

Las ranas podrán encontrarse con escorpiones, pero también con otras ranas, y cuando las ranas se encuentran, existe la felicidad.

Aléjate de la gente ponzoñosa cuya "naturaleza" es estar escupiendo veneno y cuyas malas intenciones te pueden afectar, e incluso, no te dejarán vivir.



Y algo muy importante: Los animales en la vida real no pueden decidir, por lo que actúan conforme a lo que su naturaleza les dicta. Pero nosotros los humanos tenemos libertad, y con esa libertad podemos decidir la moral con la que actuamos. Cada quien decide si se rige por la moral de la rana o por la moral del escorpión; tú puedes escoger en que te conviertes y como terminará tu vida.