jueves, 20 de julio de 2017

Sí a la vida



Delante de la fragilidad del Hijo de Dios, protegido por la ternura de su Madre santísima, pienso en cuántas pequeñas víctimas inocentes son arrancadas por el egoísmo y por la insensibilidad de quienes han procreado para tirar el fruto al cubo de la basura.

Sin embargo, no quiero pensar en el mal que parece sumergirnos, sino que prefiero agradecer a Dios el estupendo don de la vida.

Hemos de pedir al Señor que mantenga firmes en su empeño a todos aquellos que, comenzando por nuestros padres, han luchado y todavía se esfuerzan para que la vida continúe floreciendo y desarrollándose.

Ante tanto mal, Dios continúa sonriéndonos cada vez que una mano se abre al bien, y una voz defiende al débil, como es el niño.

Ten siempre en cuenta las palabras de San Roberto Belarmino: "Sé consciente de que has sido creado para gloria de Dios y para tu propia salvación eterna. Este es tu fin: este es el centro de tu vida: este es el tesoro de tu corazón."

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