miércoles, 26 de abril de 2017

¿Es el eco de mi voz o es Su voz?



Si me despierta y me saca de la mediocridad, si compromete y complica mi vida, pero la llena y da sentido..., es voz de Dios.

Si me hace salir de mi tierra, de mi pequeña isla o mar y me lanza al mundo entero..., es voz de Dios.

Si me invita a ser profundamente feliz y a hacer felices a los demás... si habla el lenguaje de la confianza, del Padrea su hijo..., es voz de Dios.

Si no me saca de este mundo, pero me hace estar en él como levadura, sal, luz..., es voz de Dios.

Si no tiene nada que ver con los anuncios de televisión, si no es para hacerme más famoso, ni me va a dar más dinero y poder, ni lo que me ofrece lo pueden robar los ladrones, ni carcomer la polilla, ni devaluar las caídas de la bolsa..., es voz de Dios.

Si es como un eco evangélico, si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento..., es voz de Dios.

Si así también lo siente y lo ve mi comunidad y mi grupo; si cada vez soy más feliz siguiendo la llamada..., es voz de Dios.

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